Crecí en el delta del Níger, en Nigeria, como integrante de la comunidad agrícola y pesquera indígena de Yaataah. Durante décadas, nuestras familias vivieron en contacto permanente con los cursos de agua. Mis abuelas dependían de ellos para recolectar nuestros alimentos y fabricar cerámica para mantener a nuestra familia. Por desgracia, las cosas han cambiado. Desde el inicio de las operaciones de extracción de combustibles fósiles por parte de Shell y de Nigeria National Petroleum Corporation, el agua de la que hemos dependido durante tanto tiempo está ahora excesivamente contaminada. Y no es sólo el agua, el impacto de la extracción de combustibles fósiles también provoca lluvia ácida, altas temperaturas, suelos más secos, lluvias tardías y destrucción de los hábitats marinos.
Nosotras, las mujeres de nuestra comunidad, decidimos tomar cartas en el asunto. Con la organización de derechos ambientales y de género, el Centro de Desarrollo Comunitario de Lokiaka, formamos a 250 mujeres y niñas en restauración de manglares y manejo de la biodiversidad.
Los manglares son un ecosistema crucial y diverso. Su conservación es fundamental para hacer frente a la crisis climática. Almacenan hasta cuatro veces más carbono que las selvas tropicales que conocemos, sus densos sistemas radiculares protegen las costas de inundaciones y tormentas, previenen la erosión y mantienen la calidad y claridad del agua.
Nuestra visión es la siguiente: restaurar 500.000 manglares al año y 5 millones de manglares en la próxima década. Ya hemos visto que nuestro trabajo da sus frutos: mariscos como cangrejos, langostas y gambas, que forman parte de nuestra dieta básica, han vuelto al hábitat vital de los manglares. Hemos recuperado la esperanza.
Este es nuestro llamado: Hay que desviar recursos de la extracción de combustibles fósiles. Están contaminando nuestras aguas y sumiéndonos aún más en la crisis climática. Pedimos a nuestros gobiernos, bancos y empresas que nos escuchen: Los esfuerzos y los recursos deben dirigirse a las verdaderas soluciones climáticas con justicia de género que nosotras, mujeres y niñas, estamos aplicando en el delta del Níger. El trabajo que estamos haciendo, restaurando el hábitat de los manglares, es una solución real y justa al cambio climático.
El Centro de Desarrollo Comunitario de Lokiaka ha realizado campañas dirigidas a Shell y al gobierno nigeriano para que suministren agua potable a las comunidades, y está presionando a estos actores para que limpien, remedien y restauren el medio ambiente de Ogoni. Puedes seguir su trabajo aquí y obtener más información en los siguientes enlaces: