La justicia para muchas personas sigue siendo un deseo, una utopía, pero también algo que se construye desde abajo y con la tierra, así la entienden y la viven las defensoras de Centroamérica.

La justicia para muchas personas sigue siendo un deseo, una utopía, pero también algo que se construye desde abajo y con la tierra, así la entienden y la viven las defensoras de Centroamérica.
Nosotras, las mujeres de nuestra comunidad, decidimos tomar cartas en el asunto. Con la organización de derechos ambientales y de género, el Centro de Desarrollo Comunitario de Lokiaka, formamos a 250 mujeres y niñas en restauración de manglares y manejo de la biodiversidad.
El proyecto hidroeléctrico es una falsa solución climática, ya que es una fuente importante de metano, entre otros gases de efecto invernadero. También nos expone a una mayor vulnerabilidad a los impactos de la crisis climática, como inundaciones y sequías, por lo que es arriesgado y poco confiable.
El conflicto al que nos enfrentamos ahora tiene que ver con un modelo de supuesto “desarrollo sostenible” que nos está imponiendo la ONG Fundación Paraguaya. La ONG, está plantando monocultivos industriales de eucaliptos en territorio Qom como parte del programa de la organización para “eliminar la pobreza”.
Durante generaciones, mi pueblo, el pueblo Maya Ch’orti’, ha vivido en nuestro territorio en Guatemala. Pero hace algunos años, la locura de los biocombustibles aterrizó en nuestro país. Las empresas empezaron a monopolizar los recursos hídricos y desplazaron a nuestras comunidades locales de nuestras tierras y territorios con el objetivo de expandir los monocultivos de piñón.
La campaña “Las Mujeres Somos Agua” se desarollará del 15 al 24 de marzo y es liderada por Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA).
Te compartimos la guía metodológica con su caja de herramientas, producto de un proceso de reflexión y construcción colectiva en el que participaron mujeres y personas plurales en torno a las justicias que queremos.
Existe una propuesta que busca disminuir la brecha de género y la desigualdad laboral y económica que viven las mujeres: la economía feminista. Esta es una perspectiva integradora que reconoce que los sistemas en los que vivimos no cubren las necesidades de todos y todas. Se presenta como una apuesta política que cuestiona la economía clásica y hegemónica, y una invitación a repensar en los trabajos domésticos, de cuidados, productivos y reproductivos que tradicionalmente recaen sobre las mujeres.
En Honduras las luchas a favor del medio ambiente más emblemáticas han sido y son lideradas por mujeres. Elena Gaitán es la única mujer criminalizada de su comunidad después de enfrentarse a una hidroeléctrica que tiene concesión sobre el río Jilamito en el departamento de Atlántida.
Durante la guerra civil de Guatemala mujeres indígenas q’eqchi fueron sometidas a esclavitud sexual y doméstica en el destacamento militar Sepur Zarco. La tropa militar las obligaba a servir, cocinar, lavar y limpiar sin un salario, además de ser sujetas a abusos sexuales continuos.