Me llamo Purna Kumari Magar y formo parte de la comunidad indígena Magar de Nepal. Como integrante de esta comunidad, mi vida depende de la tierra y de otros recursos naturales, como el río Seti. Sin embargo, con el proyecto hidroeléctrico de Tanahu, nuestro modo de vida se ve amenazado. El proyecto, financiado por el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones y la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional, hará que el 60% de los residentes Magar pierdan sus tierras de cultivo, 11.000 árboles y nueve crematorios. Es una amenaza para nuestros hogares, nuestros derechos de gobernanza y nuestro acceso a los recursos. A la mayoría de nosotros no nos consultaron, lo que representa una violación de nuestros derechos como pueblos indígenas a dar un consentimiento libre, previo e informado a un proyecto que afecta a nuestros territorios.
El proyecto hidroeléctrico es una falsa solución climática, ya que es una fuente importante de metano, entre otros gases de efecto invernadero. También nos expone a una mayor vulnerabilidad a los impactos de la crisis climática, como inundaciones y sequías, por lo que es arriesgado y poco confiable. Por otro lado, si se permitiera que el ecosistema natural del río prosperara de forma natural, produciría todo tipo de beneficios climáticos, como mitigación del carbono y un ciclo del agua más saludable.
Como pueblo magar tenemos una relación simbiótica con la naturaleza, sólo tomamos lo que necesitamos. Durante generaciones hemos conservado y transmitido conocimientos ecológicos tradicionales relacionados con la conservación colectiva de los bosques y los ríos. Las mujeres de la comunidad Magar plantamos retama a lo largo de colinas empinadas y riberas arenosas para evitar la erosión del suelo y los deslizamientos de tierra, reteniendo los nutrientes del suelo para que vuelva a crecer la vegetación y mejorando la calidad y disponibilidad del agua. Sacarnos de estas tierras afectará nuestra capacidad de transmitir estos conocimientos a las generaciones futuras para mitigar la crisis climática y adaptarnos a ella. Los bosques y, en consecuencia, los recursos hídricos se salvarán si se respetan los derechos indígenas sobre la tierra.
Pedimos al Banco Asiático de Desarrollo, al Banco Europeo de Inversiones, a la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional y a los gobiernos que dejen de financiar proyectos hidroeléctricos en nuestro territorio. Estos proyectos contribuyen a la crisis climática y violan los derechos indígenas. Los fondos deben redirigirse a las soluciones climáticas reales y con justicia de género que estamos aplicando nosotras, las mujeres y las niñas de la comunidad indígena Magar.
INWOLAG fue creada por abogadas de la comunidad indígena de Nepal y ofrece defensa, apoyo a los medios de subsistencia y servicios jurídicos a las supervivientes de la violencia de género. En 2015, INWOLAG advirtió que la comunidad indígena magar se vería afectada por el proyecto hidroeléctrico de Tanahu y empezó a informar sobre sus efectos negativos. INWOLAG capacita a la comunidad y a las mujeres locales para que puedan defender los derechos de la comunidad. También ayuda a la comunidad a presentar denuncias ante organismos de control independientes del BAsD y el BEI. INWOLAG es socia beneficiaria de los fondos de mujeres Tewa y Mama Cash, que forman parte de la Global Alliance for Green and Gender Action. Puedes seguir el trabajo de INWOLAG aquí y obtener más información en los siguientes enlaces.
- Documental sobre los derechos de los pueblos indígenas y la energía hidroeléctrica
- Personas afectadas por el proyecto hidroeléctrico de Nepal: Incumplimiento del consentimiento libre, previo e informado
- Nepal: La comunidad indígena magar protesta contra el proyecto hidroeléctrico de Tanahu, alegando falta de información y consulta adecuadas