Justicia y Sostenibilidad

Semillas de cambio: Cómo las mujeres de la aldea de Mukonka están reviviendo su ecología: de semilla en semilla

En el distrito de Rufunsa de Zambia, la aldea de Mukonka, rica en recursos naturales y biodiversidad, enfrentó una grave degradación ambiental debido a la tala ilegal y la producción de carbón vegetal, lo que provocó la pérdida de arroyos, bosques y fuentes tradicionales de alimentos.

Por FCAM | March 12, 2024
Resumiendo una larga historia:

En el distrito de Rufunsa de Zambia, la aldea de Mukonka, rica en recursos naturales y biodiversidad, enfrentó una grave degradación ambiental debido a la tala ilegal y la producción de carbón vegetal, lo que provocó la pérdida de arroyos, bosques y fuentes tradicionales de alimentos. Las mujeres de Mukonka, arraigadas en principios ecofeministas, revirtieron esta crisis reviviendo semillas nativas. A través de la incidencia, hicieron valer sus derechos sobre la tierra y prohibieron la tala ilegal, restaurando gradualmente el ecosistema. Su historia destaca la necesidad de que el financiamiento climático se redirija hacia acciones de mujeres indígenas que avancen en la mitigación y adaptación al clima.

En el distrito de Rufunsa de Zambia, el inicio de la tala ilegal en 2008 marcó el comienzo de una catástrofe ecológica para la comunidad Mukonka, originaria del lugar. Esta zona, alguna vez abundante, conocida por sus arroyos perennes y bosques frondosos, fue transformada drásticamente por prácticas insostenibles. La tala indiscriminada de árboles, en particular del palo rojo (mukula), una especie codiciada por su uso en muebles de lujo, principalmente en China, desencadenó una cadena de degradación ambiental.

Antes de esta crisis, Mukonka era un santuario natural. Las colinas estaban adornadas con altos árboles nativos, incluidos el valioso mukula y el frutal masuku (uapaca kirkiana), rodeados de granjas ricas en mangos. La comunidad prosperó con la venta de estas frutas, especialmente durante el comienzo de la temporada, a la ciudad capital, Lusaka. Este comercio no era sólo una actividad económica; era un salvavidas que sostenía los hogares y las actividades agrícolas. Además, estas frutas eran un complemento crucial para la dieta de la comunidad, particularmente durante la temporada de lluvias, cuando la escasez de alimentos en las zonas rurales era frecuente.

Sin embargo, el panorama comenzó a cambiar dramáticamente con la extracción ilícita de árboles de mukula alrededor de 2008. Si bien parte de esta actividad era ilegal, el gobierno también emitió licencias para la tala, generando un escenario complejo de explotación autorizada y no autorizada. Esta extracción fue impulsada aún más por el negocio de carbón vegetal del distrito, que atendía las necesidades energéticas de los habitantes urbanos desconectados de la electricidad o que no podían pagarla.

El impacto ambiental de estas actividades fue devastador y rápido. En 2010, antiguos arroyos como el Chakenga, que eran vitales para el suministro de agua y la agricultura de la comunidad, se secaron incluso antes de que comenzara la temporada de lluvias. La pérdida de estas fuentes de agua provocó una disminución del cultivo de hortalizas y plátanos a lo largo de sus orillas, empobreciendo aún más a la comunidad. Esta tendencia se convirtió en una situación común en toda la región, exacerbando la escasez de agua y provocando una reducción de las precipitaciones, sequías y temporadas de lluvia impredecibles. Como resultado, el rendimiento de los cultivos se desplomó y productos básicos como los frijoles, el maíz y el maní sufrieron una grave pérdida de semillas.

La desesperación económica provocada por estos cambios ambientales llevó a muchos miembros de la comunidad a participar en las mismas actividades que estaban destruyendo sus tierras. La tala de árboles para la obtención de carbón se convirtió en el último recurso para generar ingresos, lo que agotó aún más el bosque e incluso afectó a los árboles de masuku, una fuente crucial de alimento.

En respuesta a esta devastación, las mujeres de la aldea de Mukonka están siendo pioneras en una solución climática con justicia de género al adoptar un enfoque ecofeminista de la agroecología transmitido de generación en generación de conocimiento indígena: el poder de las semillas nativas. Conocidas por su resistencia al cambio climático, estas semillas son capaces de prosperar incluso en los entornos más desafiantes. Son fuertes, resistentes a la sequía y bien adaptadas a las condiciones locales. Al cultivar estas semillas, las mujeres de Mukonka no sólo conservan su rica biodiversidad, sino que también encuentran una fuente sostenible de sustento que está en armonía con su entorno.

Una parte importante de este viaje transformador implica el establecimiento de bancos comunitarios de semillas y la implementación de programas anuales de intercambio de semillas. Estas iniciativas están reforzando la autosuficiencia agrícola de la comunidad y juegan un papel crucial en la preservación de una amplia gama de especies de plantas nativas. Las mujeres también participan activamente en esfuerzos de incidencia, sensibilizando tanto a las autoridades tradicionales como a las gubernamentales sobre la importancia de reconocer los roles y derechos de las mujeres en la selección de semillas y el uso de la tierra. Esta labor de incidencia, en colaboración con los esfuerzos colectivos más amplios de activistas, comunidades indígenas y otros grupos ambientalistas, ha contribuido a cambios políticos significativos. Entre estos se encuentra la decisión del gobierno de prohibir la tala ilegal, una victoria significativa para la comunidad y la justicia ambiental.

Además, la comunidad ha adoptado e implementado un proyecto de energía solar para promover el crecimiento de estas semillas resistentes. Esta iniciativa tiene como objetivo recuperar semillas perdidas como consecuencia de las crisis climáticas, simbolizando una combinación de conocimientos tradicionales y soluciones contemporáneas para crear un sistema agrícola más resiliente.

Nuestra lucha está lejos de terminar. El financiamiento climático, especialmente los fondos que apoyan soluciones climáticas indígenas y con justicia de género, es el salvavidas para movimientos de base como el nuestro. Nuestras soluciones, profundamente arraigadas en el saber tradicional y el respeto por la tierra, son el futuro. Hacemos un llamado a los gobiernos para que reasignen recursos de soluciones falsas y los reorienten hacia soluciones reales que sean justas en materia de género y provengan de las bases, como las que demostraron las mujeres y niñas de la aldea de Mukonka.

– Women Environments Zambia

En la narrativa de la aldea de Mukonka, el poder transformador del financiamiento climático se hace evidente al permitir que los movimientos de base combatan la degradación ambiental y refuercen la seguridad alimentaria a través de prácticas sostenibles. La adopción de métodos agroecológicos, como la utilización de semillas nativas y la integración de la agricultura con energía solar fue posible gracias al apoyo financiero estratégico. Esta financiación fue fundamental, no sólo para establecer y ampliar bancos comunitarios de semillas, sino también para facilitar el desarrollo de soluciones de energía renovable para la agricultura. Además, apoyó esfuerzos críticos de incidencia y sensibilización. En la aldea de Mukonka, las mujeres, que tradicionalmente son las guardianas de la sabiduría y las prácticas agrícolas, están a la vanguardia de estas iniciativas. Al dirigir recursos financieros hacia soluciones climáticas con justicia de género lideradas por mujeres, el financiamiento climático no solo aborda los desafíos ecológicos y de seguridad alimentaria inmediatos, sino que también garantiza la participación y el liderazgo de las mujeres en los procesos de toma de decisiones, un paso esencial para garantizar la justicia de género, climática y ambiental.

Women Environs Zambia (WEZ) colabora estrechamente con los líderes y jefes comunitarios de Mukonka, trabajando en iniciativas de incidencia para empoderar a las mujeres a nivel de las bases. La organización defiende la causa de que las mujeres sean propietarias de tierras y la facilita a través de proyectos como el Proyecto de Multiplicación de Semillas Nativas. WEZ está financiada por Global Greengrants Fund, un aliado estratégico de GAGGA, y Mama Cash, miembro de la alianza GAGGA.


Esta es una historia entre muchas de la Alianza Global para la Acción Verde y de Género (GAGGA), donde mujeres, niñas, personas trans, intersexuales y no binarias de comunidades locales e indígenas están a la vanguardia de la lucha por la justicia climática y ambiental contra falsas soluciones climáticas. Ahora es el momento de aportar recursos a las soluciones climáticas transformadoras lideradas por mujeres, niñas, personas inter, no binarias y trans, y detener la inversión en falsas soluciones climáticas. ¡Comprometa su apoyo para defender los derechos humanos e invertir en el liderazgo de las mujeres en soluciones climáticas con justicia de género!

GAGGA estará presente en CSW68 entre el 11 y el 22 de marzo de 2024. Para conocer oportunidades de colaboración y obtener más información, contacte a Noemi Grütter, Co-Coordinadora de Incidencia y Colaboraciones de GAGGA: n.grutter@fondocentroamericano.org. Para obtener información adicional sobre este artículo y el trabajo de Women Environs Zambia y para conectarse directamente, comuníquese con Susan Chilala, Coordinadora de WEZ en susanchilala@yahoo.com o womenenvirons@gmail.com.

Esta historia y las acciones de GAGGA en la CSW68 cuentan con el apoyo de Global Affairs Canada y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda. Su aporte ha sido fundamental en los esfuerzos de GAGGA para resaltar cuestiones y voces críticas en la CSW68.